La idea, en principio, parece buena: para convencer a la gente de la rapidez del servicio basta con que en la moto del repartidor aparezca un reloj que indique cúanto tiempo está tardando en realizar la entrega, pero... ¿qué pasa si el repartidor no es excesivamente diligente?
Traducción: ¿ODIA ESPERAR? Tiempo empleado en mi entrega ¡¡¡28.50!!!
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